Ausente nunca está en La Bajada
porque lo veo en cada reportaje
como un apasionado personaje
que peregrina junto a nuestra Amada.
Durante los descansos su mirada
queda absorta ante el cálido homenaje
y atento escucha loas y mensaje
a la Virgen por todos venerada.
Pero no es mero espectador pasivo,
sino que viste de pastor herreño
y con el asta ejerce cargo activo
poniendo tanta voluntad y empeño
en abrir dulce marcha, su objetivo,
como si de la ruta fuera dueño.
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