Si Manrique estuviera aún entre nosotros, este sería, sin duda, un día inolvidable para él. El recordado artista lanzaroteño dejó impresa su indeleble huella en los acantilados del extremo oriental del Risco de Tibataje. Y como en el Mirador de Río, en Lanzarote, aquí, en la isla de El Hierro, plasmó otra de sus brillantes obras.

El Mirador de La Peña, desde donde se divisa una de las más alucinantes, hermosas e impresionantes vistas del Valle de El Golfo, cumple hoy 25 años. Este martes se conmemora un cuarto de siglo desde su inauguración, el 17 de junio de 1989. El propio César Manrique, acompañado por el presidente del Cabildo de El Hierro, Tomás Padrón, el entonces alcalde de Valverde, Félix Ayala, el consejero de Industria del Gobierno de Canarias, el herreño, Manuel Fernández.

El Cabildo de El Hierro ejecutaba esta obra hoy declarada Bien de Interés Cultural en categoría de “Monumento” por el Gobierno de Canarias. Manrique no quiso entonces cobrar su creación artística, algo que le agradeció oficialmente el Cabildo herreño en la sesión plenaria celebrada el 1 de junio de 1990, cuando se cumplía su primer año de funcionamiento como mirador-restaurante: “Por este gesto y la magna labor realizada en todas las Islas, propone se le rinda homenaje, como reconocimiento a las aportaciones hechas a toda Canarias y, en especial, a las de esta Isla”.

El Mirador de La Peña se encuentra en el municipio de Valverde, en las proximidades del caserío de Guarazoca y del Camino de La Peña, constituyendo un enclave singular desde el punto de vista paisajístico, ya que está situado a unos 700 m de altitud, ofreciendo una amplia visión de la vertiente septentrional insular, así como una perspectiva próxima y diáfana de los Roques de Salmor.

Por otro lado, su proximidad al Camino de La Peña dota al lugar de un importante contenido histórico-etnográfico, como punto de obligada afluencia a lo largo de la historia de la isla, en el constante ir y venir que sus habitantes debieron realizar entorno a la ganadería.

A principios de los años ochenta se encargó a César Manrique el diseño del edificio y los jardines que conforman el actual mirador. El edificio consta de dos plantas adaptadas al desnivel que conforma el borde de El Risco de El Golfo.

Tanto el aspecto morfológico de la estructura superior, exenta de relieve, como los materiales con que se realizó (piedra y madera) responden a modelos de la arquitectura tradicional herreña, a la que añadió elementos novedosos en sus huecos y sala principal.

En el diseño del ajardinado exterior e interior el autor cuidó la integración de la obra en el paisaje y la naturaleza circundante.

El Mirador de La Peña es una síntesis donde se combinan de forma armónica el carácter herreño y la genialidad del artista, en la que converge la constante presencia de la propia naturaleza circundante que el artista refuerza con el diseño del ajardinado.