En los Campos Viejos, en El Pinar, en las inmediaciones de Granja Quintero, una piedra talló el rostro de nuestra identidad. Moldeada la lava por sus circunstancias, el roce casual de la pala que le ofreció una nueva verticalidad y las sombras agregadas para facilitar su lectura, la piedra describe sin complejos ni odios nuestra humanidad hecha bimba. ¿Un milagro o una expresión más del arte que alimenta nuestra cotidianidad?
Se humaniza la piedra, de la misma manera que en este andar de siglos adoptamos sus rasgos (en sentido contrario). Emerge el "Bimbape" (1) del manto de invisibilidad que cubría su presencia (la talla lleva años allí, a la espera de ser comprendida). Le pone cara al poder de transformación que tiene la isla, ese dibujarnos a su imagen y semejanza que nos identifica y reúne como pueblo. Más allá del falso debate racial, define el poderoso lazo que hermana al primero y al último de sus habitantes: el singular y mágico punto de vista (histórico, cultural, geográfico, etc.) del que construye el mundo (su mundo) desde la isla.
Su dignidad está intacta. Lo hace de igual a igual, ni más ni menos. No es de extrañar que más de uno se sienta amenazado por su presencia: dentro del relato oficial las demandas de igualdad y justicia son expresiones rebeldes y salvajes. Lo que está en cuestión, precisamente, son los prejuicios, manipulaciones, falsificaciones, hogueras y deformaciones, que alimentan ese falso-histórico. "Aquí estamos", pareciera decir: ¿Nuestra conciencia de este hecho no es la victoria del bimbape y la derrota de sus verdugos?
Se convierte el territorio y su gente en el narrador, objeto y protagonista del discurso estético y conceptual. Se alimenta la propuesta de los caminos recorridos y por recorrer del pueblo herreño; para encontrar en los materiales que nos ofrece la isla un lenguaje que nos refleje en toda nuestra grandeza, como una expresión de la diversidad y riqueza cultural de Canarias y el Atlántico (por curioso que pueda parecer, es esta diferenciación la que nos significa y une). Se trata de una búsqueda para el desarrollo de un arte de la lejanía que capte la luz de nuestro encierro y nos universalice.
Todavía en fase de realización, "El Bimbape" es parte de una intervención y una propuesta más amplia que será colectiva, abierta a todos y todas, o no será: Aica Maragá, hermanos y hermanas, sean todos bienvenidos, nuestras bimbas son tus bimbas. ¿Te apuntas?
(1) Maximiano Trapero, "El bimbape aborigen (que no bimbache) al herreño actual : pervivencia de su cultura".
http://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/asmtloc/id/6838
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