DIARIO EL HIERRO, redacción (10/6/2009. 07:56 horas)
Una campaña de investigación, liderada por la Universidad de La Laguna y el Instituto Oceanográfico Woods Hole, señala que las poblaciones de Calderones y Zifios que residen en aguas de Tenerife y el Hierro, respectivamente, eligen las zonas de caza en función de las presas, al igual que lo hacen los mamíferos terrestres.
La investigadora docente de la Universidad de La Laguna, Natacha Aguilar, destacó que esos cetáceos se reparten de forma separada entre Tenerife y El Hierro, donde tienen poblaciones residentes de importancia mundial.
Explicó en rueda de prensa que los calderones que residen en el Sur de Tenerife tienen estrategias de caza y alimentación totalmente distintas a las de los zifios de El Hierro. Aguilar precisó que los calderones son conocidos como guepardos de aguas profundas, por su velocidad y rapidez, mientras que los zifios de El Hierro son como camellos o corredores de maratón que nadan lentamente.
Estas poblaciones estables de zifios en El Hierro y de calderones en Tenerife no suelen mezclarse, por lo que los investigadores señalan que existen diferencias en el hábitat de aguas profundas de estas islas, mientras que anteriormente se pensaba que el ecosistema de aguas profundas era homogéneo.
La investigación, denominada Zifiocal1 y desarrollada en ambas islas, ha permitido descubrir que los dos grandes depredadores marinos residentes han evolucionado hacia ecologías de alimentación totalmente distintas, se reparten el alimento disponible y reducen la competencia.
La concentración por islas demuestra que los depredadores escogen activamente la zona en al que quieren cazar y las presas, agregó Aguilar, quien, al respecto, señaló que las comunidades biológicas que tiene que haber en las profundidades marinas deben ser distintas.
CAMPAÑA
Señaló que la campaña Zifiocal1 tiene como objetivo indagar en las razones por las que los mamíferos de predadores de aguas profundas se reparten en el territorio al igual que los de tierra.
La investigación ha estudiado la biodiversidad de la fauna marina en aguas a profundidades entre 200 y 850 metros con la ayuda de una red de arrastre experimental del buque La Bocaina, cedido por el Gobierno de Canarias, que se ha desplegado durante unos cuatro kilómetros sin tocar fondo para capturar cefalópodos y peces de profundidad.
Alberto Brito, catedrático de Biología Marina de la ULL, afirmó que existen cuestiones comunes en ambas islas para que existan poblaciones residentes y dijo que calderones y zifios se reparten por las zonas del Suroeste que se caracterizan por ser muy calmadas y en ambas se encuentran grandes profundidades cerca de la orilla, por lo que no tienen que hacer grandes desplazamientos lejos de la costa.
Guerra destacó el gran valor de la biodiversidad en Canarias, donde se encuentras una de las pocas zonas donde existen poblaciones residentes de zifios y calderones. “Para conservarlos hay que estudiar su hábitat y su comportamiento”, recalcó.
Al respecto, Natacha Aguilar señaló que las aguas de El Hierro son limpias desde el punto de vista químico y acústico, lo que es muy importante dado que estos animales se alimentan utilizando ecos acústicos.
En cuanto al Sur de Tenerife, zona de residencia de los calderones, Aguilar señaló que la actividad continua de barcos produce ruidos que interfieren en las señales acústicas de los cetáceos.
Las aguas de Tenerife son para los calderones como el Serengueti para los leones, recalcó la investigadora, quien destacó la importancia de que el Gobierno de Canarias retome la vigilancia de la actividad náutica, que se ha abandonado.
También señaló el precedente mundial que supuso la moratoria del uso de sonares miliares a 50 millas del Archipiélago, con lo que se consiguió evitar varamientos masivos de zifios.
Ángel Guerra, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) – organismo que colabora en la investigación-, indicó que los cetáceos son magníficos indicadores para determinar dónde se encuentran las poblaciones de calamares gigantes, unos cefalópodos que todavía son los grandes desconocidos.
La campaña se ha desarrollado con la utilización de una red de arrastre experimental y los investigadores no han podido contar con robot de profundidades. Alberto Brito, del CSIC, señaló que este tipo de tecnología mantiene el ecosistema inalterado y permite ver a los animales vivos y determinar su comportamiento.