No pudo ser. La pandemia lo ha impedido. Hoy, 3 de julio de 2021, hubiera sido el día grande de El Hierro. La patrona, esa que vino del mar y ya jamás abandonó la isla, no ha podido salir de su morada, allá en la soledad profunda y dormida de su santuario, inmaculado, aislado, solo… 

El Hierro, en peso, estaría ahora caminando junto a la Madre Amada. Pero, no ha podido ser.

No importa, nuestro corazón, nuestra mente, nuestros sentimientos, saben volar; y lo hacen junto al intenso ulular del viento que retuerce las sabinas; junto a la bruma rociada que recorre La Dehesa de punta a punta hasta que, a mediodía, el sol se deja entrever entre la cruz de madera de La Cruz de Los Reyes. Y volamos, con nuestra mente, por los Caminos de la Virgen, cerramos los ojos y escuchamos el sonido de pitos, chácaras y tambores…; sentimos el olor a Bajada, palpamos el ambiente a devoción, casi tocamos el Corso de la Patrona. Pero…, no ha podido ser. Hoy, no. 

Pero, no importa. Volveremos a La Dehesa, regresaremos al calor de tu manto, te traeremos, como hemos hecho desde hace siglos, hasta la Villa de Valverde. Lo haremos. 

Pero hoy no. Hoy no ha podido ser. No es momento de tristeza, sino de regocijo, no es tiempo de lamentos, sino de ilusión; no caben desilusiones, sino esperanzas. 

Y volveremos a ti, si así lo quieres, el 2 de julio de 2022. 

¡Viva la Virgen de Los Reyes!