OPINIÓN - 30/9/2025
LA MANZANILLA Y LA VALERIANA
Por José Francisco Armas
30/9/2025
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ACTUALIZADO: 30/09/2025 15:24:38
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¡Crispación! Es la palabra de moda, el comodín de los discursos vacíos. Es el reflejo de lo que hay, de lo que se ve, de lo que se oye. Todo es crispación. 

Por fortuna, en este mundo  infumable, sin testa, en el que sobre algunos de sus gobernantes más poderosos pesan órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y de lesa humanidad (Putin, Netanyahu), o ha sido “condenado por treinta y cuatro delitos graves relacionados con falsificación   de registros comerciales que se usaron para pagos en dinero con el fin de encubrir escándalos sexuales” (Trump), como apuntan agencias de noticias confiables, aparecen, por algún extraño misterio que obra del más allá, políticos valeriana o, si prefieren, manzanilla, según sea su nivel de estrés o necesidad de aletargamiento de sujeto. 

Por fortuna, contamos en Canarias con este espécimen de gobernante muy demandado, purificador del mal aire que respiramos, tranquilizador de los exabruptos vomitivos que salen de los televisores que le atragantan el bocado si usted tiene la mala costumbre de comer viendo alguno de los muchos programas o entrevistas que se brindan en las programaciones televisivas. Sencillamente bochornosas. 

En este aire asirocado, el insulto no es llamar “tahúr del Misisipi” como lo hiciera en su día Alfonso Guerra al presidente Suárez, al que se acusó por las mismas manos que ahora le aplauden de que “cada vez que habla desestabiliza con sus insultos la convivencia de los españoles” o esta: “un deslenguado sin educación ni crianza”, o ya con más finura: “el hijo de un porquero de Utrera que vulgarizó la vida política hasta extremos nunca alcanzados antes”. ¡Dios mío! Un neófito, si lo comparamos con los Tellados, Ayusos, Gamarras, Cayetanos o los Feijoo. Una criaturita de Dios fue mi Alfonso.  

Imagínese el choteo si alguien osara decir: “Eres un botija verde”.  Este reproche, por el que antaño se clamaría al cielo por lo escandaloso del vilipendio, hoy sería un piropo asexual. Los insultos modernos son más finos, más rebuscados, más intelectualmente elegantes, más nobles, como, el que ha brotado de las musas peperas de llamar “hijo de puta” o sencillamente “puta” al que no les gusta.  Es perfecto, motivo de aplauso, de fulgor patrio, que incita a la exaltación nacional por la brillantez del improperio como expresión sublime casi mística en una intervención pública o en un programa de televisión. ¡A lo que hemos llegado! 

Es más, estoy convencido de que si se dijera “botija verde” condenarían al vocero por incorporar a nuestro román paladino un cubanismo, un  “dicho inmigrante” (¡oh que horror!), un dicho invasor de nuestras santas costumbres, en cambio si hacemos uso de uno de producción patriótica, uno muy nacional y mucho nacional como dijera un ilustre,  como “abrir una fosa” genera satisfacción histórica, hace vibrar al vulgo por su brillantez,  y si usted en el fulgor de la batalla pide a grito pelado “colgar por los pies” a un oponente, sepa que no hay odio,  no hay injurias, no hay amenazas, ”solo son palabras descarnadas  que demuestran una frontal radical oposición y que  es producto del pluralismo político que no se puede poner límites penales a los discursos de sus representantes”.   

Dicho de otro modo, si no hubiera pluralismo político, como no hay debate ni discursos de los oponentes, porque ya se habrán ido , volveríamos a una vida pasada, de ensueño, de respeto, sin insultos y sin crispación, como debe ser, rezando el santo rosario y practicando la moral cristiana de toda la vida. 

Por eso me alegro de tener a un presidente y vicepresidente de Canarias “manzanilla” o, si prefiere, “valeriana”. Ambos acusan al presidente del Gobierno de España de crispar, y están en su derecho de hacerlo, ¿pero en qué?, veamos:  uno es el “conflicto de Gaza”, según el Sr. Clavijo. Se pregunta el ínclito ¿por qué tenemos que correr de manera ansiosa para ser los primeros para coger una bandera?   ¡Ay, Clavijo, vaya pregunta!   

En otro frente el Sr. Domínguez lamenta, con su coherencia intelectual demostrada, que se use “cualquier tipo de desgracia como beneficio electoral”. ¡Qué fuerte! y sus compañeros de equipo sacando a diario de paseo a ETA catorce años después de ser desmantelada.  

La otra realidad con que “crispa” el gobierno de España, según la “tolda canariensis” es la inmigración. Esta sí que es gorda… ¡uf!, ¿qué le puedo contar? Votar a favor de suprimir la nacionalidad por arraigo, no crispa; votar en contra de que los nietos de los canarios y canarias en Venezuela puedan sacar el pasaporte español, no crispa; proponer la deportación de 8 millones de inmigrantes, no crispa; votar en contra de la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería para la acogida de menores no acompañados, no crispa; pedir la intervención de la Armada Española, no crispa; negar la condición de españoles a  2.5 millones de  hijos y nietos de emigrantes , no crispa. Envenenadas píldoras que van tragando con valeriana. 

Dos mentes brillantes sin ninguna duda, cuyos análisis de la situación mundial se limitan a si se corre en bicicleta como pide la presidenta del cabildo de Tenerife, o no, como dice su homólogo de Las Palmas (todo muy doméstico) y no se grita con toda la voz de que somos capaces denunciando el asesinato de  más de sesenta y siete mil (67.000) personas en Gaza acusando al responsable allí donde, por su representación política, le pongan un micrófono en las manos, que es lo que deberían haber hecho por razones de estricta humanidad, responsabilidad histórica y sentido común, ante la realidad de un pueblo que desaparece por tiros, bombas y hambre. Es lo que corresponde hacer, pero claro, para ello es menester calzar un poquito más de altura y no esquivar el asunto con la mamarrachada de la “crispación”.   

Para el presidente de Canarias, el levantar la bandera del pueblo palestino del lodazal del crimen y la barbarie es crispar. ¡Hay que joderse! Pues miren por donde, aquella idea peregrina “crispadora de Sánchez” de reconocer el estado palestino la están abrazando Reino Unido, Australia, Canadá, Francia y Portugal y así 157 naciones de los 193 países con asiento en la ONU. 

Nuestros gobernantes isleños no saben crispar, nunca crispan, con sus buenos oficios todo es paz y armonía en estas afortunadas islas. ¡Mis niños! Tanto que antes de desayunar llamamos a Vox fascistas, porque lo son, pero como después del desayuno la vida se ve de otro modo, pactamos con ellos sin ningún tipo de rubor unos ayuntamientos. Y ahí tenemos a nuestros gobernantes isleños haciendo de su vida un apostolado, nada de política. Si hubiese un partido único o, mejor, ninguno, se acabaría con tanta crispación, y seríamos felices tomando manzanilla. 

“En nombre de la dignidad humana, paremos esta matanza”. ¿Consideran el presidente y el vicepresidente de la nacionalidad canaria que el presidente del gobierno de España crispa con esta frase? 
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