OPINIÓN - 5/8/2025
LA ORDENACIÓN LEGAL DE LA BAJADA DE LA VIRGEN DE LOS REYES
Por Eligio Hernández
5/8/2025
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A Domingo León, que amó a El  Pinar y Sabinosa como un solo pueblo.

Don Dacio Darias, historiador por antonomasia de la isla de El Hierro, ha escrito: “Para todo hijo de el Hierro en cuyo pecho quede un rescoldo de la llama de la fe religiosa que alumbró los pasos de sus mayores, la Virgen que se venera en la apartada ermita de La Dehesa es algo más que un mero símbolo de iconografía mariana”. 

Su discípulo, José Padrón Machín, escritor y periodista, agnóstico como los republicanos de su tiempo, mi maestro autodidacta, que sentó las bases de mi formación política y cultural, escribió: “No creo en la religión católica ni en ninguna otra religión, pero amo entrañablemente a la Virgen de los Reyes, patrona de los herreños, porque en torno a ella y su culto, entrañable poesía, gira la historia de la isla   de El Hierro”. 

El antropólogo social Alberto Galván ha escrito, que la Bajada “no es sólo un fenómeno religioso sino social, una fiesta ritual y popular a través de la cual se reafirma y expresa la diversidad cultural y la identidad  herreña”. 

La celebración cuatrienal de la Bajada de La Bajada de la Virgen de los Reyes es el acontecimiento más importante que se produce en la isla de El Hierro, y el de mayor interés general. Los danzantes con sus trajes típicos, pitos, tambores y chácaras, de cada uno de los pueblos de la isla que bailan a la Virgen desde su santuario en La Dehesa Comunal hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Valverde, son los que le dan colorido y esplendor a la Bajada, de tal manera que sin ellos no sería posible su celebración. 

Se organizan en asociaciones legales que se rigen por la Ley 4/2003 de28 de febrero de Asociaciones Canarias, si bien, salvo excepciones, su decisiones sobre el itinerario de la Virgen y la delimitación territorial, que según la costumbre y antiguas Ordenanzas corresponde cada pueblo, que se denomina “rayas”,  objeto de rivalidad en las frontera de las mismas, no dimanan de sus asambleas generales o juntas directivas, adoptadas por  la mayoría de sus socios, sin que se formalicen siempre las actas que acrediten su decisiones y criterios, sino de un grupo reducido de bailarines que se erigen,  imbuidos de egocentrismo narcisista en dirigentes de aquéllas, lo que origina, a veces, que incurran en  desviación de poder.

Que se recuerde no ha habido Bajada en la que no se hayan producido incidentes entre los bailarines de los diferentes pueblos de la isla, algunos de los cuales han ocasionado peleas y han estado a punto de paralizar la Bajada, como sucedió en la de 1993, que presencié personalmente cuando ocupaba un alto cargo nacional. La diferencia de criterio entre los bailarines, sobre su participación y la delimitación territorial de sus rayas, se originan casi siempre cuando falta poco tiempo para la celebración de la Bajada, lo que ocasiona incertidumbre y desasosiego en el pueblo herreño y los miles de visitantes que asisten a ella, dado que casi nunca llegan a un acuerdo para resolver sus discrepancias, a pesar de que lo intentan, olvidando que por encima de ellos está la devoción a la Virgen y el culto a ella del pueblo herreño.

El incidente que me ha motivado este artículo es el producido esta Bajada entre los bailarines de El Pinar y Sabinosa, sin precedentes en la historia de esta celebración, a pesar de que intentaron infructuosamente resolverlo. El Pinar y Sabinosa son pueblos unidos desde hace al menos tres siglos por fuertes lasos familiares forjados en el pastoreo de la Dehesa Comunal, y siempre han celebrado la Bajada y sus fiestas patronales conjuntamente, intercambiando bailadores, y tocadores de tambores y pitos.  Los luchadores de lucha canaria del Pinar y Sabinosa formaron un solo equipo para luchar contra todos los equipos juntos del resto de los pueblos de la isla. Los vecinos del Pinar y Sabinosa de mi generación y los de nuestros antepasados nacimos y crecimos considerándonos como hermanos de un mismo pueblo, con amigos y familiares comunes. 

En un comunicado oficial del mes de junio de este año, de la Asociación Folclórica Cultural Bailarines de El Pinar, constaba, entre otros acuerdos, que “El Pinar decidió de forma colectiva que no tenía sentido forzar una unión que ya no existía”, y en un video de Youtube oía a dos directivos de Sabinosa un Sentimiento Asoc Etnográfica, decir que la Junta Directiva de la Asociación había decidido, con el apoyo casi unánime del pueblo, que los bailarines de Sabinosa marcharían en silencio a la salida de la Virgen su Santuario, para comenzar la Bajada. Me quede estupefacto.

He comprobado que ni el pueblo de El Pinar ni su Ayuntamiento que lo representa haya adoptado semejante acuerdo, y que el pueblo de Sabinosa no ha votado formalmente mayoritariamente decisión alguna que apoye la marcha en silencio de sus bailarines, que de haberse llegado a cabo se hubiese frustrado la Bajada  y causado una falta de respeto a la Virgen de los Reyes y un daño moral irreparable al pueblo herreño, y al propio noble pueblo de Sabinosa,  que era incapaz de apoyar tamaño disparate, que no se hubiese entendido, como tampoco creo que se  haya entendido que los bailarines de Sabinosa y el Pinar no hayan llegado bailando juntos a la Cruz de los Reyes, como había sucedido secularmente. Celebro que se haya rectificado el acuerdo de los directivos de los bailarines de Sabinosa. Nunca ha sido tan acertado el refranero “rectificar es de sabios”.

Desgraciadamente tanto la Asociación de Sabinosa, como la de El Pinar, han ocasionado , al arrogarse la representación de sus pueblos sin que se les haya concedido formalmente, quiero creer que sin quererlo ni pretenderlo , que un enfrentamiento entre bailarines se convierta en un enfrentamiento entre ambos pueblos hermanos, que no supone  una ruptura de su relaciones personales y familiares, sino que se  han  enfriado, como lo prueba el hecho de que el pasado día 25 de julio en el que se recibía a La Virgen de los Reyes en el Pinar con una celebración popular, no asistió ni un solo bailarín y ni un solo vecino de Sabinosa, como había sucedido durante siglos.

Curtido en mil batallas, mi experiencia profesional y política, me ha llevado al convencimiento de que es casi imposible resolver un conflicto colectivo que afecte a  un pueblo, o a varios pueblos, o a familias , que,  tras fracasar el dialogo y las negociaciones que en algunos casos  duraron años, solo se pueden resolver aplicando la ley, y menos si el conflicto es entre hermanos, como el Pinar y Sabinosa, cuya solución, desatadas las pasiones que  he observado, agravadas por la irracionalidad, veo francamente difícil. Desde luego no se me ocurriría ofrecerme como mediador para resolver un divorcio no consentido, porque nadie es profeta en su tierra, como he comprobado y sufrido personalmente, y aconsejo que no lo haga “un hombre bueno”, porque terminaríamos enemistados con las dos partes.

En el comunicado oficial del mes de junio de este año, de la Asociación Folclórica Cultural Bailarines de El Pinar, bastante bien redactado, se dice “Esa hermandad se sostuvo con esfuerzo y voluntad de entendimiento mutuo, y durante años fue motivo de orgullo para quienes la hicieron posible”. En realidad, la relación histórica entre El Pinar y Sabinosa no se puede calificar de hermandad. Un hermanamiento entre municipios es una relación formal de amistad y cooperación entre dos localidades, a menudo con el objetivo de fomentar lazos culturales y económicos. Para calificar la relación histórica entre el Pinar y Sabinosa, hay que acudir a las lecciones de la historia, poco estudiadas en este caso. 

Los pastores de El Pinar que poblaron la Dehesa desde antes de la conquista de la isla por el normando Jean de Bethencourt en 1405, y del pueblo de El Pinar, ha sido el hecho más relevante y determinante de la historia de la isla de El Hierro, en el origen y evolución de la Bajada de la Virgen de Los Reyes. Los primeros pobladores de la Dehesa fueron los pastores de El Pinar, de la que era alcalde un pastor aborigen bimbache bautizado como Bartolomé de Morales, como refieren la tradición y las crónicas de la Bajada de la Virgen de los Reyes. Al menos, desde el año 1546 hasta épocas relativamente recientes, fueron los pastores de El Pinar los que poblaron mayoritariamente la Dehesa, junto con sus familias, que durante parte del año se trasladaban “de mudada”, a aquellos recónditos lugares. Se puede considerar que Bartolomé de Morales fue, pues, el primer alcalde de El Pinar de la historia. Sabinosa, el otro pueblo que ha tenido una fuerte presencia pastoril en La Dehesa, fue poblado en el siglo XVIII, más de un siglo después de la llegada de la Virgen de Reyes al puerto de Orchilla. 

A falta de una investigación historiográfica científica, se puede afirmar que fueron los pastores del Pinar los primeros que  poblaron Sabinosa, como lo prueba, lo que llaman los historiadores, las siguientes evidencias primeras relevantes de la época (EPRE), que confirmó don Dacio Darias, unos días antes de su muerte, en una conversación que mantuvo con José Padrón Machín, de la que tuve conocimiento, cuyos testimonios no se recogieron, lamentablemente, porque en 1960 en la Laguna no había artilugios que los grabaran:

-Algún autor opina que las tierras de Sabinosa se las repartieron tres familias que se dedicaron a plantar viñas con las que obtuvieron vinos de gran calidad, actividad que se alternaba por los primeros pobladores con el pastoreo de ganado en la Dehesa. Es evidente que estos pastores, que fueron consolidando el pueblo, no podían ser otros que los del Pinar que se trasladaron de la Dehesa a Sabinosa, ya que no se conoce pastores de otras procedencias de la isla.

-En el año de 1614 se presentó en la isla una sequía terrible, el ganado se moría de hambre y de sed, las fuentes se secaron, y el Garoé, que podría haber mitigado la sed, ya no existía pues había sido derribado por un huracán en el año 1610. El Hierro contó con un pozo de aguas curativas, en la costa de Sabinosa que fue perforado entre 1702 y 1704, -precedente de la fuente medicinal de Sabinosa y del actual Pozo, inaugurado como obra nueva en 1843-, para intentar abastecerse de agua potable, pero su agua resultó un tanto salobre, aunque muy útil para dar de beber al ganado. Pronto se comprobó que los animales y las personas de la zona gozaban de mejor salud. Debido a las fuertes sequías de la Dehesa, es lógico suponer que los pastores de el Pinar empezaron a poblar Sabinosa para acercarse al pozo y la construyeron en la pendiente de la montaña, igual que al Pinar, para facilitar la recogida de las aguas de lluvia para que la recogieran las aljibes. 

-Durante su estancia en El Hierro entre el 9 de agosto y el 3 de noviembre de 1779 el ilustrado orotavense Juan Antonio Urtusáustegui, observó que en Sabinosa vivían unos treinta vecinos, y que los viñedos plantados daban buen vino para la mesa.
        
Soy aficionado a la historia, pero no historiador, por lo que celebraría que historiadores profesionales confirmaran, rectificaran o aclararan la tesis que he expuesto sobre el origen de Sabinosa.
            
Cabe concluir, por consiguiente, que Sabinosa y El Pinar no son pueblos hermanados sino hermanos, que no es lo mismo, un solo pueblo, el mismo pueblo, mi pueblo. Alarmado por el incidente lamentable de los bailarines en el Bajada de 1993, que presencié personalmente, cuando fui Diputado por Gran Canaria en 1995, planteé, infructuosamente, que un magno acontecimiento de interés general como la celebración de la Bajada no puede ser regido por unos cuantos bailarines dirigentes de las respectivas Asociaciones del folclore de sus pueblos, por muy importantes e imprescindibles que sean, que los son, poniendo en vilo al pueblo herreño cada vez que se aproxima su celebración. 

Es evidente que las Corporaciones Locales herreñas, a quienes compete servir a los intereses generales por imperativo del artículo 103.1 de la Constitución, son las que tienen la obligación de ordenar el desarrollo y celebración de la Bajada, sobre todo el Cabildo Insular, de mayor autonomía local que el antiguo Cabildo herreño, aplicando los instrumentos jurídicos que le proporciona la legislación de Régimen Local y la Ley Cabildos para dictar las nomas necesarias, como las de las antiguas Ordenanzas, previa audiencia de los Ayuntamientos, Asociaciones folclóricas y de bailarines, y de las personas e instituciones  que se crean convenientes, velando por el máximo respeto a la tradición secular.

Cabe plantear que el Cabildo Insular, como institución de la Comunidad Autónoma de Canarias, haga uso de su iniciativa legislativa para presentar una proposición de ley que, aprobada por el Parlamento, regule la celebración de la Bajada, antes de que se celebre la próxima, de tal manera que no se desvirtúe para las nuevas generaciones de herreños.
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