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Durante la fatídica jornada del 23 de febrero de 1981, el que fuera secretario general de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, recibió una llamada del General Yuste, a cargo de la División Acorazada Brunete en la que, tras una conversación bastante confusa, dejaría para los anales de la historia la famosa frase, "Bueno, en definitiva, ¿qué está pasando? ¿Ya está ahí Alfonso?". "No, no está", respondí. "Pero estáis esperándole, ¿no?". "No, tampoco; no está ni se le espera". En las últimas semanas, en nuestra querida isla de El Hierro y, particularmente, en el municipio de El Pinar, en el cual tengo el honor de ser concejal en la presente legislatura, hemos recibido una llegada masiva de inmigrantes, hasta el punto de que en solo 36 horas arribaron al Puerto de La Restinga unas 1.200 personas. No hay que ser especialmente astuto para entender que, si a una isla que tiene 10.000 habitantes de derecho, (todos los herreños sabemos que seremos unos 7.000 u 8.000 de hecho), llega la cantidad de personas mencionada en tan poco espacio de tiempo y por parte de las autoridades competentes, Gobierno de Canarias y muy especialmente el Gobierno de España, no se articulan los procedimientos adecuados y ágiles con los que atender dignamente a estos seres humanos, sino que se deja al albur de las autoridades locales y las agotadas ONGs, así como las fuerzas de seguridad del Estado que tienen base permanente en la isla, corremos un serio riesgo de colapsar los ya escasos recursos de una isla de tan pequeñas dimensiones poblacionales. En particular, me gustaría centrarme en lo que acontece con la atención sanitaria del municipio de El Pinar y del Hospital Insular Ntra. Sra. de Los Reyes. Si para atender a ese número de personas desplazan al médico que esté en ese momento en el Centro de Salud de El Pinar, así como al enfermero que allí también se encuentre, mi pregunta es, ¿cómo puede ese médico y ese enfermero, por mucha buena voluntad que pongan, atender a 688 personas en 12 horas, como pasó el pasado miércoles día 4 de octubre? y mi segunda pregunta sería, ¿qué ocurre si a cualquiera de los aproximadamente 2.000 vecinos que residen en el municipio de El Pinar les surge una importante urgencia sanitaria, quien les atiende en el Centro de Salud? A la primera pregunta, me consta que Cruz Roja también tiene algún médico y algún enfermero que desplaza al muelle de La Restinga, pero aún así, insisto, ¿serían suficientes tres médicos y tres enfermeros para atender adecuadamente a 688 personas en un lapso de 12 horas? A la segunda pregunta, me consta que los servicios sanitarios de la isla están haciendo lo posible y lo imposible por corregir esta situación, pero, mientras tanto, ¿quién se hará responsable de cualquier grave vicisitud que pueda pasarle a cualquiera de los 2.000 vecinos del municipio?, que si se acercan rápidamente al Centro de Salud para ser atendidos, como es lógico puede ser que la vida de cualquiera dependa de ello y se encuentra sin médico y sin enfermero. Ahondando en la situación sanitaria, me centraré ahora en la capacidad de asistencia en nuestro Hospital Insular. Cuenta en la actualidad con aproximadamente 30 camas y por ahora parece que aguanta, aunque sea a duras penas, la presión asistencial sobrevenida. Sabemos los herreños y herreñas que durante la crisis migratoria del año 2006, varios de los cayucos que llegaron a nuestra isla lo hicieron en unas situaciones realmente dantescas. Por desgracia, las tumbas que están en el municipio de El Pinar en las que solo hay un triste número, dan buena cuenta de ello. En los últimos días, a pesar de la masiva llegada de inmigrantes en un muy poco espacio de tiempo, por fortuna lo hacen en aparentemente buenas condiciones de salud, o por lo menos no tan malas como cabría esperar tras una cruel travesía de entre 7 y 9 días desde Senegal o Gambia. Por supuesto, eso los que llegan, porque el número de fallecidos en este cementerio, conocido como ruta canaria, nunca lo sabremos. Así que, analizada esta situación, mi pregunta sería, ¿qué ocurriría si solamente el 2% de los inmigrantes llegados a La Restinga entre el 4, 5 y 6 de octubre, más de 1.500 personas, necesitaran hospitalización?, porque no olvidemos que, de las 30 camas disponibles, un alto porcentaje ya están ocupadas por vecinos de esta isla. La siguiente pregunta sería, ¿si además de que llegara algún cayuco con un porcentaje significativo de personas que necesitaran hospitalización, se le uniera algún fatídico accidente de índole importante en nuestra isla, requiriendo varias personas de una urgente atención sanitaria en el Hospital Insular? Estos escenarios, para nada descabellados, pueden poner en jaque la atención sanitaria que tanto los inmigrantes como los Herreños y Herreñas pudieran necesitar. Me consta que los profesionales sanitarios de esta isla y los responsables de la gestión, tanto de los Centros de Salud como del Hospital Insular, están poniendo todos los medios profesionales y materiales a su alcance para gestionar con la mayor eficiencia posible la situación que actualmente vivimos. Pero por más voluntad, por más profesionalidad, por más medios que quieran poner, sin el obligado apoyo del Gobierno de España, por ejemplo, con un hospital de campaña, los hechos que describo en las preguntas anteriores nos pondrían en un brete de consecuencias imprevisibles. Por supuesto, si alguna de esas dramáticas situaciones se diese, escucharíamos grandilocuentes palabras de responsables políticos de toda índole, lamentando esos catastróficos acontecimientos, como si no hubiese habido manera de prevenir todas esas situaciones. Serían un perfecto símil del “Capitán a posteriori”. Durante semanas he escuchado y leído en los medios como el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, interpela una y otra vez al presidente del Gobierno de España para que haga una visita a esta tierra, para que vea de primera mano la catástrofe humanitaria que se está viviendo, para que cree un mando único en el Gobierno central, como ya se hizo en la anterior crisis de 2006 con el Gobierno de Zapatero. Escucho al vicepresidente del Gobierno de Canarias haciendo lo propio, interpelando incansablemente al presidente de España para que se centre en la terrible y dramática situación migratoria que vive Canarias en general y El Hierro en particular. El presidente del Cabildo de El Hierro y el alcalde de El Pinar, han hecho y siguen haciendo diversas declaraciones públicas pidiendo apoyo, ayuda, solidaridad, colaboración…, que debe venir, como no puede ser de otra manera del Gobierno de España. Supongo que todas estas autoridades locales o regionales desconocen que hay “serios problemas” a los que el Gobierno de España y su presidente deben hacer frente, muchísimo más urgentes y acuciantes que el drama migratorio Canario. Sólo hay que escuchar o leer los medios de comunicación de tirada nacional para comprender que lo importante, lo urgente, lo básico de este Gobierno es, entre otras cosas, saber lo que “un pirado de Waterloo, Isabel Coixet, dixit” quiere para juntar sus votos a una próxima investidura del actual presidente en funciones. Sin embargo, este humilde concejal del municipio de El Pinar de El Hierro se va a tomar la libertad de contestar a todos ellos, que un día si y otro también, interpelan incansablemente al presidente del Gobierno de España, ¿Pedro Sánchez?, ni está, ni se le espera. (*) Concejal del Ayuntamiento de El Pinar de El Hierro. |
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