4:45 de la madrugada. El Santuario de Nuestra Señora de Los Reyes, en La Dehesa, estaba ya abarrotado. En la oscuridad aún densa, bajo el cielo marcado por el viento cálido, la primera venia del grupo de Sabinosa, acompañado de algunos bailarines y tocadores de otros grupos, abría el Camino sagrado de los herreños, comenzando así la LXXI Bajada de la Virgen de Los Reyes. Las lágrimas y los gritos de emoción rompieron el silencio. Después de ocho largos años, la Madre Amada volvía a caminar junto a su pueblo. Tras la Venia de Sabinosa a la Virgen y la celebración de la Eucaristía en el Santuario, inaugurado como ermita el 25 de abril de 1577, cuatro pastores levantaron la imagen (06:00 horas) hasta el arco del templo, donde la entregaron a las primeras autoridades insulares, dando inicio a un trayecto a pie y en silencio hasta la Piedra de El Regidor. La piedra de El Regidor se consolida como uno de los puntos simbólicos del recorrido, ya que es donde el pueblo de Sabinosa levanta la imagen al son de pitos, chácaras y tambores. Es el momento en el que las autoridades, de manera simbólica, entregan la imagen al pueblo, el verdadero depositario del Voto. Dificultad en los primeros tramos del recorrido, que transcurren por un antiguo camino pastoril que asciende con fuerza por las laderas de El Cres hasta alcanzar el mirador de La Gorona, donde ya aguardaban numerosos caminantes la llegada de la Virgen. Allí, la imagen se detuvo unos minutos para descansar y despedirse del pueblo de Sabinosa. Desde este balcón natural, el Corso de la Virgen contemplaba, a lo lejos, el extremo más occidental de Europa. En este punto, y con las primeras luces del amanecer, la vista ofrecía una estampa emotiva, los miles de caminantes formaban una marea de luces en movimiento. La marcha continuó con exigencia hasta la Cruz de Los Humilladeros, tras superar un desnivel de 300 metros en ascenso. Allí, una parada para desayunar sirvió también para recobrar fuerzas para continuar un “Camino de Emociones”. Cuando se levantó la imagen, tras el desayuno, los portadores del Corso giraron la Virgen hacia La Dehesa para que viera por última vez, dentro del Camino, el Santuario, su casa, donde regresará el 2 de agosto, Día de La Subida. Se mantuvo el ascenso, aunque en menor medida, pasando por la Fuente de Binto, hasta llegar, tras siete kilómetros de recorrido, al lugar donde sucede la primera entrega de la Patrona, la Raya de Binto, donde Sabinosa cedió el Corso al grupo de El Pinar. A las 9:25 ya se divisaban, desde la distancia, ambos pueblos acercándose entre vítores y emoción. El momento fue recibido entre aplausos y abrazos. En esos momentos, la dificultad para continuar subiendo se iba notando entre quienes acompañaban a la Virgen. Algunos, entre sollozos, aseguraban que no podían continuar, pero la fuerza, ayuda y ánimo de los presentes los impulsaban a continuar. Por ver a la madre amada no siento la caminada. El ascenso prosiguió hasta Malpaso, el pico más alto de la Isla, con 1.501 metros de altura, desde donde comenzó el descenso hacia la Cruz de Los Reyes, el punto de encuentro de La Bajada, donde ya esperaban miles de personas la llegada de la Madre Amada. ![]() La Virgen entró con el grupo de El Pinar, junto con san Antón, por la Cruz de Los Reyes a las 11:25 horas, bajo el calor característico de la zona en esta época del año, disfrutando poco después de la “Venia” por parte de la mayoría de los pueblos, representados con sus distintos grupos de bailarines, tocadores, pastores y santos patronos. En este sentido, primero entró El Golfo, con san Lorenzo, después Isora, con san José, San Andrés, con san Andrés y por último El Norte, con san Pedro. Tiempo después, todos se unieron al unísono para realizar la Venia General. Este fue, sin duda, el instante más esperado por los herreños y por los visitantes que, esta vez, llevaban ocho años aguardándolo. Los aplausos, las lágrimas y los gritos hacían eco: “¡Viva la Virgen, viva!”. Los reencuentros familiares protagonizaron ese instante. Muchos buscaban entre la multitud a los suyos para compartir la tradicional “tendida de manteles” , una comida al aire libre llena de emoción y recogimiento, antes de retomar el camino a las 14:30 horas. Finalizó el almuerzo y se inició de nuevo la marcha a cargo de los bailarines y tocadores de El Pinar, que levantaron la Virgen de Los Reyes y se dirigieron hacia la “Raya de El Cepón”, a escasos 500 metros de distancia, donde la entregaron a El Golfo, un recorrido sencillo después de haber superado las costosas subidas del primer tramo del Camino. El Golfo custodió la imagen de la Madre Amada durante 3 kilómetros en un tramo sencillo de andar, tras el esfuerzo realizado en la subida con su santo patrón desde el Valle de El Golfo hasta la Cruz de Los Reyes. Pasó la comitiva por el Pico Tenerife (1416 metros) y Dos Hermanas, un mirador natural que ofrece una vista del Valle de El Golfo, hasta llegar a la “Raya de La Llanía”, lugar en el que el grupo de El Golfo regresó la imagen a El Pinar. Sobre las 16:20 horas, el grupo de Isora se preparaba, entre pitos, chácaras, tambores y gritos de ánimo, para esperar la llegada de El Pinar y su entrega en la “Raya de La Mareta”. Durante este tramo, la Virgen cruzó por lugares cargados de simbolismo, como el “Bailadero de Las Brujas” o la Hoya de Fireba. Dos kilómetros más tarde, Isora llegó a la “Raya de Cruz del Niño”, donde le esperaba el grupo de San Andrés en un tramo del camino que se tornaba estrecho y polvoriento, marcado principalmente por el verde de los árboles de la meseta de Nisdafe. Muchos de los caminantes tuvieron que cubrirse la nariz y la boca en este punto del recorrido debido a la gran cantidad de tierra que desprendían las pisadas de las miles de personas que acompañaban a la Patrona. El cansancio, la dificultad para caminar y el calor se hacían cada vez más intensos. Los caminantes formaban filas para rellenar sus cantimploras en los grifos de agua potable dispuestos a lo largo del recorrido. También aprovechaban para refrescarse el rostro y las manos, cubiertos de polvo tras horas de marcha, lo que daba a sus caras un tono terroso y marrón. ![]() Sobre las 17:10 horas comenzó a sonar la música de San Andrés, señal de que Isora se acercaba con la imagen. El sonido de ambos grupos se hacía notar hasta, al fin, unirse en uno solo para recoger a la Patrona. El Camino continuó hasta la Raya de Cuatro Esquinas, un lugar propicio para sentarse y aprovechar la frescura de la sombra que ofrecía el entorno. Allí, se veían a niños pequeños vestidos de bailarines, conscientes de que, dentro de unos años, serán ellos quienes asuman la responsabilidad de trasladar a la Virgen. El grupo de El Norte comenzó a tocar en torno a las 18:40 horas, mientras aguardaban la llegada de San Andrés para trasladar la imagen hasta la “Raya de Tejegüete”, donde ya esperaba el grupo de la Villa de Valverde. A las 19:35 horas, en la Raya de Tejegüete -marcada por un paisaje simbólico que dejaba ver al ganado de la zona- se empezaban a escuchar las chácaras de la Villa de Valverde, lo que significaba que El Norte estaba cerca. Tras ceder la imagen, los caminantes y el grupo de bailarines y tocadores comenzaron a descender por los estrechos caminos que llevan hasta el pueblo de Tiñor, único núcleo de población por el que transita La Bajada. En la plaza de Tiñor, engalanada para la ocasión, repicaban las campanas anunciando la llegada de la comitiva, que haría allí una breve parada antes de continuar su camino. El descenso hacia la capital se realiza por una vereda estrecha, lo que obligó nuevamente a ralentizar la marcha. Llegó la comitiva al cementerio de la capital herreña a las 21:50 horas, donde le esperaban san Lorenzo, san Juan y san Telmo, patrones de la costa. Allí, la Virgen fue recibida por la Corporación municipal, autoridades insulares y el clero, momento en el que el alcalde del municipio, Carlos Brito, hizo entrega del bastón de mando a la Patrona insular (22:05h), dándole así la bienvenida a la Villa de Valverde. ![]() La Iglesia Matriz de La Concepción estaba ya abarrotada de gente que esperaba con ansias la llegada de la Madre Amada, que pasó el umbral del templo parroquial sobre las 22:45 horas. Los bailarines, exhaustos y llenos de tierra, gritaban: “¡Viva la Virgen, viva!”. El momento más esperado de herreños y devotos había llegado. Después de haber esperado tantos años, al fin, su Patrona había llegado a la capital. Abrazos entre bailarines, tocadores, familiares, amigos y compañeros de trayecto, que los recibieron entre lágrimas tras concluir el último Baile de La Virgen. Ya no importaban los kilómetros recorridos ni el polvo del sendero porque el reencuentro con la Madre Amada lo hacía todo liviano. La Virgen de los Reyes había llegado a la capital. El Hierro, una vez más, había cumplido su promesa. ![]() |
ULTIMAS NOTICIAS
|
Avda. Dacio Darias, 30. 38900 - Valverde El Hierro. © 2005-2025 • Todos los derechos reservados |
DIARIO EL HIERRO PRODUCCIONES, S.L.
© Todas las imágenes, textos, etc. de este periódico digital están protegidas por leyes de derecho de autor internacionales. Su reproducción, sin autorización expresa y por escrito, queda terminantemente prohibida. |